Cuando Big Pun puso en alto el nombre del Bronx: 27 años de Capital Punishment
El 28 de abril de 1998, Big Pun lanzó Capital Punishment, un álbum que no solo elevó el nivel lírico del rap, sino que rompió una barrera histórica: se convirtió en el primer rapero latino en lograr un disco de platino en Estados Unidos.
Big Punisher, o simplemente Pun, era un fenómeno. Pesaba más de 250 kilos, pero su agilidad verbal era imbatible: rimas largas, complejas, llenas de humor negro, violencia callejera y un orgullo latino que pocas veces se había escuchado con tanta fuerza. En Capital Punishment, demostró que podía compartir micrófono con pesos pesados como Black Thought, Busta Rhymes y Prodigy sin perder el paso, y que su capacidad de fluir sobre beats duros, samples de soul o bases más bailables era insuperable.

El disco encontró el equilibrio perfecto entre dureza callejera y éxito comercial. “I’m Not a Player” mostraba su habilidad para rimar sobre un ritmo más suave, mientras que “Still Not a Player” —su remix junto al cantante Joe— lo catapultó a la radio y a MTV, sin traicionar sus raíces.
Tracks como “Super Lyrical” son lecciones maestras de rap técnico, mientras que “Twinz (Deep Cover 98)” junto a Fat Joe se convirtió en un clásico absoluto de la Costa Este. No era solo rap rápido: era rap inteligente, doloroso, mortal.
Detrás de Capital Punishment no solo había talento: había historia. Pun representaba a una comunidad latina que hasta entonces había estado en las sombras del hip hop mainstream. Su éxito abrió puertas para futuras generaciones y consolidó al Bronx, una vez más, como cuna de revoluciones culturales.

Hoy, 27 años después, Capital Punishment sigue siendo un monumento. No solo por su excelencia musical, sino porque marcó el momento en que el hip hop se volvió aún más universal.
Big Pun: eterno, invencible, latino hasta la raíz.
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