25 años de un ritmo extraño
Por: Cerbero Nativo a.k.a. José Luis Pérez Romero
El 5 de julio del año 2007 llegaría a la comunidad de Morris Heights, en el West Bronx, en Nueva York una carta proveniente de la State Office of Parks, Recreation and Historic Preservation, en la que les informarían que el edificio ubicado en el 1520 Sedgwick Avenue entraría en proceso de estudio para entrar en el registro estatal y nacional de lugares históricos por considerarse como el lugar de nacimiento del Movimiento Hip Hop. Cómo se referencia en City Room, blog del periódico “The New York Times”:
The letter does not guarantee that the building will ultimately be judged to be a historic site, but it is a first step in that direction. To become a historic site, the building will have to go through an extensive nominating process that has only begun. (Lee, 2007)
Como todo proceso de ese tipo pasó un tiempo antes de que se logrará el reconocimiento que se perseguía. En este caso, paso de ser el 1520 Sedgwick Avenue al “Hip Hop Boulevard” y por un proceso de recuperación del edificio y algunas zonas aledañas. Para hacerse una idea lo que sucedió en este lugar nos referimos 11 de agosto de 1973; una fiesta organizada por Cindy Campbell (considerada la primera dama del Hip Hop) y su hermano mayor Clive (inmortalizado como Dj Kool Herc, padre del Hip Hop), ¿qué tuvo de raro esta celebración? Dice la historia que en esta fecha y en ese lugar Dj Kool Herc crearía la base musical del Rap.
En la misma ciudad de Nueva York, pero en Staten Island, las autoridades de la ciudad renombrarían las calles de Park Hill como “Wu Tang Clan District”. En el Hip Hop, Wu Tang Clan es la banda más importante de los últimos tiempos. En palabras de la concejala Debi Rose: “Un gran día en el que tenemos la oportunidad de honrar a nuestros héroes locales, los jóvenes que ponen a Staten Island en el mapa internacionalmente” (Salazar, 2019).

Artículo del periódico El Tiempo. Tomado del archivo personal de Omar Bam Bam
Sumado a lo anterior el mismo concejo declararía: “el 9 de noviembre como el “Día de Wu Tang Clan” en honor a sus contribuciones con la comunidad y la celebración del 25 aniversario de su álbum debut “Enter the Wu Tang (36 chambers)”. Para resaltar la importancia del Clan, se trata de una agrupación que emergió de Staten Island con una propuesta musical cruda y llena de sampleos, una filosofía influenciada por las artes marciales, y las consignas provenientes de la Nación del Islam del 5%. En la misma línea, un reconocimiento institucional en función de un lugar que se alimenta de un patrimonio inmaterial, en este caso, la música de Wu Tang Clan.
Para cerrar esta primera parte, se tiene la referencia del 19 de septiembre de 2019 con el titular de la página de la Biblioteca Nacional de Colombia: “La música de La Etnnia desde hoy hace parte del patrimonio cultural de la nación”. En el caso colombiano, esta agrupación es una banda proveniente de la generación que conectó el Breakin’ de los ochenta con el Rap de los noventa y con un legado musical de once producciones. En el ejercicio enunciado se afirma que:
Kany, Káiser y Ata, integrantes del grupo de rap conformado en el Barrio Las Cruces, en Bogotá, entregó a la Biblioteca Nacional, el lugar que conserva la memoria de la nación, toda su discografía en formato CD, la cual estará disponible en el Centro de Documentación Musical, área encargada de proteger y difundir el patrimonio documental musical colombiano. (Biblioteca Nacional, 2019)
Un valioso momento para el Hip Hop nacional y su memoria que se materializa en el ingreso de la discografía de la banda bogotana a tan importante archivo considerado “la memoria de la nación”. De nuevo, un reconocimiento institucional a un patrimonio inmaterial representado en letras, músicas, canciones y una historia atravesada más por dinámicas artísticas callejeras, que por prácticas institucionales formales.

El ritmo de los marginados. Tomado del archivo personal de Omar Bam Bam.
El tiempo transcurrido desde 1973, pasando por la aparición de Wu Tang Clan y el legado de La Etnnia, se han dado las condiciones para que se tenga el acontecimiento de los 25 años de Hip Hop al Parque como un evento importante para contar la historia de este movimiento en Colombia y porque no, en Latinoamérica.
El reconocido escritor y músico afroamericano James McBride iniciaría un texto titulado “Planeta Hip Hop” transcribiendo (¿o inventando?) una pesadilla que había tenido, con las siguientes palabras:
… y lamento el día en que escuché su nombre porque me doy cuenta de que el rap – una música aparentemente sin melodía, sensibilidad, instrumentos, métrica o armonía, una música sin principio, medio o final, música que ni siquiera parece música – es lo que reina en el mundo. Un mundo que ya no es el mío sino suyo y que es el mundo en el que vivo: un planeta hip-hop (McBride, 2007, p. 65)
En esa misma línea Hobsbawn (1998) afirmaría sobre el rap que: “[es una] forma artística que, en mi opinión, no tiene ningún interés musical y es ramplona desde el punto vista literario” (p. 270). En tal sentido, es pertinente establecer una ruta que permita indagar la memoria del Hip Hop en el marco de la celebración por los 50 años de su aparición en el mapa cultural del mundo, y en el escenario cultural de lo que fueron los 25 años del Festival Hip Hop al Parque.
Con el insumo de celebrar las bodas de oro por un lado y las bodas de plata por otro, se hace más que necesario desafiar tan importantes afirmaciones teniendo presente que el Rap si tiene interés musical y no es para nada ramplón (bueno, hay excepciones). Lo bueno del asunto es que con estos autores se puede establecer el hecho de mirar el Hip Hop con un filtro mucho más amplio al poder compararlo – y de forma muy respetuosa – con géneros musicales como el Jazz. Hablamos de un género musical producto de la segregación racial, nacido en lugares con población mayoritariamente afrodescendiente o migrante, en condiciones económicas y políticas mezquinas, si señores, hablamos del Jazz… ¿momento? ¿no son condiciones similares a las del Hip Hop? Vamos por partes.

Revista Cromos. Tomado del archivo personal de Omar Bam Bam.
El 9 de junio de 1994 según un titular de prensa la Plaza de Bolívar fue “Rap-tada”. En la Revista Cromos, Karl Troller afirmaba que “…los raperos colombianos son hoy en día la conciencia que no deja dormir tranquilo, los veedores de la sociedad, la voz del pueblo” (1994). El hecho que registran estos medios es el que algunos consideran como el antecesor del Festival Hip Hop al Parque, el concierto que se llamó “Rapp presente” y que contó con la presencia de 11 agrupaciones de Bogotá y una de Medellín. Las miradas que se centraron en este evento referenciaban lo extraño del ritmo, el hecho de no necesitar instrumentos, los ropajes neoyorkinos y los bailes acrobáticos.
Versos enrevesados en contra de la droga, el abuso policial, el secuestro fueron la factura de este primer evento que marcó un antes y un después. Posteriormente, se formalizaría la creación del Hip Hop al Parque y recién en el pasado año 2022 se conmemoran 25 años de este evento. ¿Qué ha cambiado? ¿Sigue siendo un ritmo extraño?
En la pasada versión pudimos ver en tarima exponentes que hacen parte de una generación actual que, lleva en sus letras elementos esenciales de sus vidas. En el caso de Bogotá, un estilo narrativo que siempre ha sido característico de este lado del país y que lleva consigo un mensaje que no ha dejado de ser contundente. En 1994 se escuchaban versos como “Dicen que somos drogos, que todo hacemos mal, pero déjame demostrarte que eso no es verdad” (El Espectador, 1994); ahora en tiempos recientes y en tarimas con sonido mucho más profesional si que se demuestra que no son simples drogos al decir “Si la salud es un negocio perder la vida es ganancia, atender las consecuencias antes que la causa” (Polombia, 2020).
Un ciclo que se repite eternamente en el país del sagrado corazón. Un loop, un sampleo digno de la mejor canción de rap que como en el caso de El Kalvo, bien puede llamarse Polombia. A aquello que se le rimaba en esos agitados años noventa, hoy sigue siendo motivo para crear. El sonido de las barriadas de una ciudad gigantesca y esquiva como Bogotá que a ritmo de rap tiene una memoria sonora.

Flyer del concierto Rapp Presente. Tomada del archivo personal de Omar Bam Bam.
Y aunque algunos pioneros en versos y producciones, de aquellos que estuvieron en el “Rapp presente” manifiestan que en estas generaciones no se rime igual que antes, que se añoran esos días en los que se abrieron caminos, sería infame no reconocer como ese Rap que no se baila y se canta sin efectos, sigue asumiendo la tarea encomendada. Entonces, entre una generación y otra cabría reflexionar si como lo dice la Revista Cambio el rap tiene una ideología muy clara de rechazo a la autoridad y de resentimiento social (Revista Cambio 16, 1994, p. 49)
A pesar de las apuestas de economías naranjas e intelectuales posmodernos con tufillo de managers al estilo “confunde y reinarás”, el rap de Bogotá sigue sonando a independencia, a voces disidentes que han seguido abriendo caminos. Sigue siendo un loop, volvemos una vez y otra a condiciones en las que el artista habla del mundo que lo rodea con crudeza. El barrio sigue siendo telón de fondo, el rap sigue siendo Poesía del asfalto, pero sus personajes se reinventan en nuevas historias atravesadas por escenarios contemporáneos.
Aparte de lo anterior ¿qué hay en común? En 1994 el Programa para la Juventud, la Mujer y la Familia de la Presidencia de la República y la Consejería para Asuntos Sociales de la Alcaldía Mayor de Bogotá serían las entidades encargadas de poner el músculo financiero y logístico para llevar a cabo el Rapp presente. En 2022 Hip Hop al Parque funcionó con los presupuestos destinados por parte de la Alcaldía Mayor personificada en IDARTES y sus funcionarios. La dependencia de los recursos dados por el estado es una debilidad pero, si se quiere, la coherencia apunta al hecho de seguir siendo esos veedores que mencionaba Troller, garantizando que la inversión de estos presupuestos se lleve a cabo de forma exitosa en eventos como el Festival.
Así, parece no haber mucha distancia entre el Rapp Presente de 1994 y Hip Hop al Parque de 2022. Entre la Bogotá de aquella época y la de ahora, entre el Rap de esos dorados años noventa y el del pleno 2023 en los 50 años del Hip Hop.
En tal sentido, lo que se tiene presente es por un lado todo lo que implica el festival como evento con actividades que van desde lo pedagógico hasta lo artístico pasando por el emprendimiento y el impacto en las comunidades. Iniciativas interesantes que se han mantenido a pesar de verse amenazadas por diversos problemas relacionados con hechos de violencia al interior del evento que tienen un trasfondo mucho más difícil de dilucidar.

Revista Cambio. Tomada del archivo personal de Omar Bam Bam.
Sin embargo, aquí es dónde se hace pertinente entender que, aunque existe una especie de permanencia en el tiempo hace falta un profundo trabajo con el público asistente al evento no solo en términos de procesos formativos al interior del festival sino de vuelta, en sus comunidades. Parece que, aún en sus 25 años, el Festival es una especie de cortina de dos días que brinda una pequeña dosis de analgésico a los diferentes dolores que pueden padecer las comunidades que de alguna manera se benefician al asistir a dicho evento.
Con todo lo anterior y a pesar de que Hip Hop al Parque es una política cultural que se mantiene, es todavía muy difícil entender lo que acontece con el evento, desde ya que, aunque como dice la canción “no somos uno ni dos / hay raperos como arroz” (Crack Family, 2015) la relación del Hip Hop con la ciudad y sus habitantes (más allá de los raperos) es todavía poco significativa. Eso se puede ver en las manifestaciones en torno al mismo festival por parte de personas del común:

Tweet con apreciación de una ciudadana sobre Hip Hop al Parque.

Tweet con apreciación de un ciudadano sobre Hip Hop al Parque.
Entonces, como realidad latente se encuentra el hecho de que no se ha generado un nivel de correspondencia fuerte entre el Hip Hop bogotano y los bogotanos, entre sus prácticas cotidianas, sus saberes y costumbres y la vida de la ciudad. Se plantea una deuda con el Hip Hop y la ciudad y la necesidad de establecer una mirada crítica al diseño de políticas culturales materializadas en eventos que al final, terminan desviando la mirada de la verdadera construcción alternativa de ciudad desde las prácticas del Hip Hop y la vida de sus habitantes.
En estos tiempos recientes de tantas agitaciones culturales, de redes sociales y plataformas, de fenómenos virales muchas veces carentes de contenido, sigue siendo evidente la necesidad de […] sentirse parte de algo y de protestar contra una sociedad injusta (Revista Cambio 16, 1994, p. 49) con la contundencia de los versos que en su momento cantó Contacto Rap: …demostrándoles a ustedes que somos gente, que ríe, que siente y que tiene mente con libertad…(Libertad, 1995). Así mismo, con letras contemporáneas como las de Selene, Casi Nadie y Solitario Soldado, se sigue esperando que no nos apaguen los sueños pues el ghetto está que grita y brilla (La pandilla del arte, 2021) confirmando además que en este arte lo mejor y lo peor […] están en esas letras y esos ritmos (Mendoza, 2012).
Por último, se responde la pregunta que formulaba Javier Rodríguez periodista de la Revista Cambio en el artículo que titulaba Poesía del Asfalto de 1994 y que enunciaba ¿Rap en Colombia? A punto de celebrar los 50 años del Hip Hop en el mundo, los 40 años del Hip Hop en nuestro país, con los 25 años del Festival Hip Hop al Parque, con versos, con canciones, con clásicos, con ires y venires, definitivamente Sí, Rap en Colombia.
Referencias
Biblioteca Nacional de Colombia (19 de septiembre de 2019) La música de La Etnnia desde hoy hace parte del patrimonio cultural de la nación. https://bibliotecanacional.gov.co/es-co/actividades/noticias/en-la-bnc/la-etnnia-hace-parte-del-patrimonio-cultural-del-pais
Lee, J. (23 de julio de 2007) An Effort to Honor the Birthplace of Hip-Hop. The New York Times. https://cityroom.blogs.nytimes.com/2007/07/23/an-effort-to-honor-the-birthplace-of-hip-hop/
Salazar, D (5 de mayo de 2019) Wu Tang Clan ahora tiene su propio distrito en Nueva York. Tónica. https://www.tonica.la/beats/Wu-Tang-Clan-ahora-tiene-su-propio-distrito-en-Nueva-York-20190505-0004.html
Mcbride, J. (2007). Planeta Hip Hop en Revista National Geographic.
Hobsbawn, E. (1998). Gente poco corriente. Resistencia, rebelión y Jazz. Barcelona: Editorial Crítica
Troller, K (11 de julio de 1994). Hip Hop Hurra. Revista Cromos.
El Espectador (10 de junio de 1994). Rap-tada la Plaza de Bolivar.
El Kalvo (2021) Polombia [Canción].
Rodríguez, J (27 de junio de 1994). Poesía del asfalto. Revista Cambio 16.
Crack Family (2015) Olas de fuego [Canción]
Garzón, O (2012) El documental [Canción]. Kontack Records.3
Selene (2021) La pandilla del arte [Canción]
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